Origen Ubicación

Los actuales tonocotés son conocidos como suritas, son en parte descendientes mestizos de los antiguos tonocotés y hablan un dialecto propio derivado del quichua santiagueño. Se distribuyen en 19 comunidades rurales con aproximadamente 6.000 habitantes en los departamentos San Martín, Figueroa y Avellaneda.
tonocotes en la actualidad en el tradicional culto a la pachamama.
El acto central consiste en una ceremonia en honor a la Pachamama, desde horas muy tempranas, cuando se prepara el momento principal que es el compartir los alimentos, abriendo una waka en un lugar determinado, clavando las Unanchas o símbolo del pueblo, una por comunidad presente, sahumando con hierbas del monte para un buen pensamiento, buenos sentimientos y buenos haceres, a las autoridades indígenas y a los presentes que lo deseen.
Parte de la ceremonia se llama Quintu, y consiste en presentar a las direcciones y a la Pachamama, todas las hojas de mamacoca, y luego elegir tres hojas para cada pedido general que luego se arrojan al fuego.
El acto central consiste en una ceremonia en honor a la Pachamama, desde horas muy tempranas, cuando se prepara el momento principal que es el compartir los alimentos, abriendo una waka en un lugar determinado, clavando las Unanchas o símbolo del pueblo, una por comunidad presente, sahumando con hierbas del monte para un buen pensamiento, buenos sentimientos y buenos haceres, a las autoridades indígenas y a los presentes que lo deseen.
Parte de la ceremonia se llama Quintu, y consiste en presentar a las direcciones y a la Pachamama, todas las hojas de mamacoca, y luego elegir tres hojas para cada pedido general que luego se arrojan al fuego.
Aspecto físico
Poco se conoce de las características físicas de los Tonocotés, pero de acuerdo a los estudios realizados con los restos fósiles encontrados en la zona del río Salado, se infiere que eran de estatura regular, braquicéfalos, de cara ancha y nariz mediana. Vestían con un delantal de pluma de avestruz los hombres, y las mujeres los confeccionaban con fibra de chaguar o de tela de guanaco o llama. Los varones colgaban del cuello un collar, también de plumas de avestruz, y ambos sexos solían cubrirse el torso con mantas, en invierno.
Forma de vida
Los Tonocotés eran sedentarios. Practicaban la agricultura además de la caza, pesca y recolección; cultivaban maíz, zapallo y porotos. Eran muy buenos pescadores. Pescaban con una especie de redes, a lanzazos, o sumergidos en el agua con una soga en la cintura (según relata el padre Lizárraga). Criaban aves domésticas y ñandues y recolectaban algarroba, tuna, mistol y raíces silvestres como la yuca.
Los Tonocotés eran hábiles tejedores, hecho que fue aprovechado por los españoles para hacerlos trabajar en los obrajes de paños, cuando se introdujo el algodón en el Tucumán, sometidos al sistema de encomiendas. La industria textil alcanzó un alto grado de desarrollo. Teñían las fibras de vivos colores con tinturas de origen vegetal, animal o mineral.
También fabricaban diversos objetos de hueso como agujas, punzones, flechas y quenas.
Vivían en aldeas ubicadas en prominencias artificiales denominadas túmulos, a la orilla de los ríos. Las chozas eran de planta circular o rectangular -según se tratase de Tonocotés o Matacos respectivamente-, con techo a dos aguas. El poblado estaba rodeado de palos a pique como defensa de los ataques de los pueblos invasores.
En algunas zonas del río Salado se han encontrado objetos de metal como campanillas, punzones, cuchillos, pectorales, pinzas y otros, que nos hablan del contacto activo de estos pueblos con los de culturas andinas, que conocían la metalurgia.
Sus armas eran el arco, la flecha, las boleadoras y las lanzas. Algunos arcos eran de gran tamaño y las flechas en proporción a los mismos. Las puntas de flechas eran de hueso y piedra, alargadas o triangulares. En algunos casos envenenaban los extremos con una sustancia ponsoñoza, extraida de vegetales.
Al igual que los Lules - Vilelas los Tonocotés constituían un pueblo alegre aficionado a cantar, bailar y embriagarse. Preparaban sus bebidas de algarroba y maíz.
agujas, puntas de flechas e instrumentos de vientos realizados en hueso
El Rio Salado
Los tonocoté aprovechaban el río Salado de diversas formas, además de pescar en él. Por ejemplo, construían hoyas de inmensas dimensiones (unos 100 kilómetros de largo, por 100 metros de ancho), que en época de crecidas se anegaba. Luego, al retirarse el río, quedaba esta parcela gigantesca con suficiente humedad como para ser cultivada, obteniendo gran provecho. Dado que no se perseguía el lucro ni el comercio, no existían en la cultura tonocoté personas a quienes les faltaran alimentos, viviendas o vestuarios. Es decir que antes de la llegada de los europeos, no existían ni el hambre ni la miseria entre los aborígenes. Arte
Los Tonocotés produjeron excelentes facturas en el arte alfarero, como urnas funerarias y vajillas de la vida diaria. Pintadas de varios colores, de formas sencillas y decorados con figuras geométricas y otras con imágenes de serpientes y aves.
Religión
En lo religioso adoraban un Ser Supremo, al cual ofrecían rogativas para el florecimiento de los cultivos. Este Ser configuraba un aspecto femenino, aunque sus rasgos eran representados con rostro de lechuza y, a veces, un cuerpo de serpiente.
Los tonocoté reverenciaban a una entidad denominada Cacanchig:(el cual para los colonizadores o cristianizadores representaba al demonio), poseían oráculos donde se realizaban ofrendas.
Se respetaba de sobremanera, el nacimiento, la vida y la muerte.
Sus ídolos eran La Lechuza y La Víbora, tal como lo muestran sus pinturas rupestres y en la alfarería.
La Lechuza representa lo elevado, lo que está por sobre de ellos: el agua; la lluvia y el aire.
La Víbora representa la tierra y la fertilidad en la cosecha.
Su representación conjunta significa la fertilidad y fecundidad.
Estos clanes de aborígenes poseían brujos, que hacían de intermediarios ante la divinidad.
Los tonocotés no eran belicosos por naturaleza, pero las constantes invasiones de los lules y vilelas los obligaron a desarrollar una cada vez más afinada técnica militar. Usaban flechas envenenadas, por lo cual ciertas hipótesis sobre la muerte de Diego de Rojas afirman que podría haber sido en esta región donde el jefe invasor europeo fuese abatido. Se cree que adquirieron técnicas militares también de sus vecinos del Sur, los Comechingones, quienes sustentaban una organización militar más avanzada.
Con sus creencias habituales y las creencias andinas, se formó un sincretismo inmenso, luego la fusión aparejada a los colonizadores hizo de Santiago del Estero un lugar propicio de elementos culturales que posteriormente, dieron lugar la provincia a la más grandiosa fauna fantástica, siendo tal vez la primera en variedad y diversidad del País.
Su rito funerario era muy supersticioso, primero enterraban a los muertos hasta que las partes blandas desaparecieran. Una vez descarnado el cuerpo se lo colocaba en urnas de barro decoradas, para, por fin, enterrarlos debajo de las viviendas.
urna funeraria
Lengua
La lengua Tonocotés fue estudiada por el padre Alonso de Bárzana, pero sus trabajos no se conservan. Nos han quedado algunas palabras que atestiguan su presencia como topónimos Sanagasto o Manogasta. En realidad entre los pocos vocablos que se conocen en esta lengua podemos mencionar, "gasta" que significa pueblo y "gualamba" que quiere decir grande.
Situación ante la llegada de los españoles
Por su sedentarismo y su mansedumbre los Tonocotés fueron fácilmente sometidos por los españoles. Convivían con grupos de Cacanos, de Lules y otros que hablaban distintas lenguas. Por este motivo, órdenes religiosas y autoridades civiles impulsaron la quichuización y así las lenguas indígenas fueron desapareciendo. Al perder su lengua fueron perdiendo su propia identidad cultural. Esto sumado al proceso permanente de mestizaje, más la disminución por acción de las armas de fuego, el desarraigo, los trabajos agotadores y las pestes, determinó la extinción de los aborígenes de Santiago del Estero, a fines del siglo XIX y primeros años del siglo XX.
Alfarería
Conocían la alfarería y fabricaban diversos utensilios de cerámica como pucos (especie de platos), urnas funerarias, vasijas, jarras, pipas, ocarinas (instrumentos musicales de viento), silvatos, etcétera, decorados de distintas formas y colores. Eran grabados o pintados con motivos geométricos, zoomorfos (forma de animal), ornitomorfos (forma de aves) o antropomorfos (formas de seres humanos) y con coloración rojiza, negro, blanca y ocre. Tanto la decoración como los colores variaban según la cultura a que pertenecían, la ubicación geográfica y la época en que se desarrolló cada cultura.